CONTEXTO POLÍTICO
Es un lugar común, y a la vez sintomático, referir que las universidades públicas se convirtieron en uno de los espacios en el que el proceso político de la insurgencia armada de la izquierda, acaecido durante toda la década de los ochenta e inicios de los noventa, acentuó la crisis de la universidad pública. Sumado a ello se reconoce que una de las “políticas de Estado”, implementadas para dar una respuesta especifica al problema de la subversión, fue la intervención política y militar de las universidades públicas mediante las Comisiones Reorganizadoras.
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos no fue la excepción ante tales hechos, sino que se convirtió en la punta de lanza de tal medida. Por ello el proceso de intervención fue lacerante para la organización estudiantil y para un considerable número de docentes puestos “bajo sospecha”. Con la intervención del Estado en la UNMSM se viola la autonomía universitaria y se da inicio a los cambios “requeridos” para “pacificar” el país: eliminar toda tendencia política de izquierda, lo cual significó la nominada “despolitización” de la universidad pública. La consecuencia de ello fue, en gruesas líneas, la reestructuración de un nuevo gobierno nada democrático en la universidad, que apuntó pragmáticamente a la operatividad de la profesionalización de los estudiantes (acabar los estudios universitarios en cinco años) mediante la funcionalidad de los espacios físicos de las facultades y su control respectivo mediante las nuevas autoridades.
Un rasgo palpable de lo último se tradujo en el control de todo posible discurso de izquierda, al reelaborar los nuevos planes de estudio. El caso de la Facultad de Ciencias Sociales no fue la excepción, sino que se convirtió en el espacio inaplazable que urgía los cambios, para seguir en consonancia con la política de la intervención. Un detalle que puede ser anecdótico, fue la anulación de la enseñanza del marxismo en la universidad y del acoso constante y la casi desintegración del movimiento estudiantil. Tal detalle, tal vez sobredimensionado, encuentra su síntoma en la casi nula existencia actualmente de intelectuales de izquierda en la universidad; consecuencia de tal hecho __que no es necesaria ni mucho menos determinante, sino lo más empíricamente palpable__ es que una universidad como San Marcos ha perdido su capacidad de critica, real y efectiva, ante los hechos sociales del mundo contemporáneo y los de la actualidad del país.
A no ser que los intelectuales de izquierda siguieron literalmente aquel camino “riesgoso” que Flores Galindo observó, del modo siguiente: “El segundo riesgo consiste en que para evitar lo anterior (la represión), la izquierda prosiga asimilándose cada vez más al orden establecido, olvide el carácter de clase de la dominación, la violencia que se esconde tras el consenso; confunda al liberalismo con la democracia (...), para constituirse en el partido de la ley y el orden: terminar así defendiendo todo aquello que antes quiso cambiar”.
Tal observación es pertinente y contextual, porque el Plan de Estudios 2001 fue elaborado en una situación limite, para evitar “riesgos”. La caída de la dictadura cívico-militar que dirigía el ex-presidente Ing. Alberto Fijimori Fujimori, invalidó y finiquitó la presencia del gobierno interventor en la UNMSM, por ello el clima político fue el proceso de transición del autoritarismo estatal al cogobierno de la autonomía universitaria. Y como la situación limite fue la constante de tal proceso, específicamente el Plan de Estudios elaborado en la Facultad de Ciencias Sociales a partir del año 2001, expresa en cierta medida ese “riesgo” ya señalado en palabras de Flores Galindo. Sumado a ello, y que le da cierta consistencia a lo anterior, es observar y reconocer como un síntoma que la elaboración del Plan de Estudios 2001 de la Facultad de Ciencias Sociales fue realizado por competentes profesores vinculados antaño a la izquierda.
Por todo ello el contexto político merece ser reparado justificadamente para tener ideas claras sobre hacia donde debe apuntar el nuevo Plan de Estudios que se pretende elaborar a raíz de un diagnóstico ajustado, y como el resultado del proceso de la Reforma Curricular en curso.
Lima, 24 de febrero de 2008.
Coordinación de Gremios
COGRE
Es un lugar común, y a la vez sintomático, referir que las universidades públicas se convirtieron en uno de los espacios en el que el proceso político de la insurgencia armada de la izquierda, acaecido durante toda la década de los ochenta e inicios de los noventa, acentuó la crisis de la universidad pública. Sumado a ello se reconoce que una de las “políticas de Estado”, implementadas para dar una respuesta especifica al problema de la subversión, fue la intervención política y militar de las universidades públicas mediante las Comisiones Reorganizadoras.
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos no fue la excepción ante tales hechos, sino que se convirtió en la punta de lanza de tal medida. Por ello el proceso de intervención fue lacerante para la organización estudiantil y para un considerable número de docentes puestos “bajo sospecha”. Con la intervención del Estado en la UNMSM se viola la autonomía universitaria y se da inicio a los cambios “requeridos” para “pacificar” el país: eliminar toda tendencia política de izquierda, lo cual significó la nominada “despolitización” de la universidad pública. La consecuencia de ello fue, en gruesas líneas, la reestructuración de un nuevo gobierno nada democrático en la universidad, que apuntó pragmáticamente a la operatividad de la profesionalización de los estudiantes (acabar los estudios universitarios en cinco años) mediante la funcionalidad de los espacios físicos de las facultades y su control respectivo mediante las nuevas autoridades.
Un rasgo palpable de lo último se tradujo en el control de todo posible discurso de izquierda, al reelaborar los nuevos planes de estudio. El caso de la Facultad de Ciencias Sociales no fue la excepción, sino que se convirtió en el espacio inaplazable que urgía los cambios, para seguir en consonancia con la política de la intervención. Un detalle que puede ser anecdótico, fue la anulación de la enseñanza del marxismo en la universidad y del acoso constante y la casi desintegración del movimiento estudiantil. Tal detalle, tal vez sobredimensionado, encuentra su síntoma en la casi nula existencia actualmente de intelectuales de izquierda en la universidad; consecuencia de tal hecho __que no es necesaria ni mucho menos determinante, sino lo más empíricamente palpable__ es que una universidad como San Marcos ha perdido su capacidad de critica, real y efectiva, ante los hechos sociales del mundo contemporáneo y los de la actualidad del país.
A no ser que los intelectuales de izquierda siguieron literalmente aquel camino “riesgoso” que Flores Galindo observó, del modo siguiente: “El segundo riesgo consiste en que para evitar lo anterior (la represión), la izquierda prosiga asimilándose cada vez más al orden establecido, olvide el carácter de clase de la dominación, la violencia que se esconde tras el consenso; confunda al liberalismo con la democracia (...), para constituirse en el partido de la ley y el orden: terminar así defendiendo todo aquello que antes quiso cambiar”.
Tal observación es pertinente y contextual, porque el Plan de Estudios 2001 fue elaborado en una situación limite, para evitar “riesgos”. La caída de la dictadura cívico-militar que dirigía el ex-presidente Ing. Alberto Fijimori Fujimori, invalidó y finiquitó la presencia del gobierno interventor en la UNMSM, por ello el clima político fue el proceso de transición del autoritarismo estatal al cogobierno de la autonomía universitaria. Y como la situación limite fue la constante de tal proceso, específicamente el Plan de Estudios elaborado en la Facultad de Ciencias Sociales a partir del año 2001, expresa en cierta medida ese “riesgo” ya señalado en palabras de Flores Galindo. Sumado a ello, y que le da cierta consistencia a lo anterior, es observar y reconocer como un síntoma que la elaboración del Plan de Estudios 2001 de la Facultad de Ciencias Sociales fue realizado por competentes profesores vinculados antaño a la izquierda.
Por todo ello el contexto político merece ser reparado justificadamente para tener ideas claras sobre hacia donde debe apuntar el nuevo Plan de Estudios que se pretende elaborar a raíz de un diagnóstico ajustado, y como el resultado del proceso de la Reforma Curricular en curso.
Lima, 24 de febrero de 2008.
Coordinación de Gremios
COGRE
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